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El Basket Club MoraBanc Andorra quedó eliminado ayer de la Copa del Rey al perder por 99-93 con el Real Madrid en un duelo que se decidió en la prórroga después de que los 40 minutos terminaran con empate a 86. La descripción fría de las datos dice eso. Eliminados y para casa después de un duelo igualado. Para cualquier seguidor del baloncesto andorrano es totalmente imposible exponer lo que pasó ayer en el Buesa Arena sin pasar por un caleidoscopio de emociones del más diverso. Los ojos llorosos del capitán David Navarro tras el partido en rueda de prensa contenían mucha información. Dolor intenso por la oportunidad perdida pero con una conexión muy estrecha con la rabia porque en la recta final de los 40 minutos y con todo de cara por Morabanc Andorra se produjeron un par de decisiones arbitrales (unos pasos a Shermadini y un campo atrás no pitado a Llull) que cayeron del lado blanco. Rabia y desencanto tras una exhibición de convicción, garra y talento desguazando en muchos momentos a lo que está considerado como el mejor equipo de Europa. Las emociones también atravesaban las gradas. Más de 200 personas venidas de Andorra se hicieron sentir duro durante tt el partido, contando con la complicidad del público local que desde el primer momento ya mostró que el Madrid jugaba en pista hostil. Por modestia, por la pequeñez del proyecto, ver el nivel de protagonismo de equipo y afición en el partido del prime time de la primera jornada fue, pues eso, emocionante. Ver como el BCA copaba el escenario de esta manera llevaba rápido el análisis a tiempo no muy lejanos en que se recibía con ilusión máxima la Copa Príncipe de liga FEB. Mirar atrás siempre conviene para situar las cosas, lo dijo después del partido el mismo Peñarroya, que por cierto evitó entrar en el pantanoso terreno de la controversia arbitral. La obra maestra inacabada del Morabanc Andorra ayer se edificó en dos pilares, sobre todo en uno. El imperial Georgi Shermadini que hizo 27 puntos y capturó 7 rebotes. Andrew Albicy, con su dinamismo habitual, sumó 23 de valoración con 15 puntos. Beqa Burjanadze y David Navarro hicieron 14 de valoración cada uno.
El partido? Enorme. Terrible. Un choque de trenes en el que el MoraBanc Andorra desafió el macho alfa de la competición desde el primer cuarto. Al descanso las cosas estaban 33-43. El Madrid no metía de fuera y los tricolores defendían de libro. Pero de libro de universidad cara. No de primaria. Pero al descanso se sabía que el Madrid volvería, y regresó. Apretando. Subiendo líneas. Aumentando intensidad y empezando a encontrar Randolph (27 puntos) y Llull (22), los blancos han dado la vuelta al marcador, 56-54. En estos casos, un nuevo demarraje blanco finiquitar los partidos habitualmente. No ha sido el caso, al revés. Ayer el Morabanc tuvo de todo menos mandíbula de cristal. Al final del tercer cuarto 56-59. Faltando 7 minutos, 64-71. El sueño no era un sueño, estaba allí. Faltando 44 segundos, 80-84. Shermadini anota un gancho. Le marcan pasos. Hubiera sido el 80-86. Mucha ventaja. Con 83-86, faltando pocos segundos para el final, Sergi Llull hace un claro campo atrás que los árbitros no ven. Randolph recibe la pelota y anota, con mucho mérito. Un triple que fuerza la prórroga. Aunque Albicy tiene la última. Analizadas en el océano de un partido entero las dos jugadas pueden diluirse, pero en la recta final fueron realmente determinantes. En la prórroga faltó gasolina. El esfuerzo físico y mental había sido mayúsculo. El Madrid olió la sangre y ganó el partido por 99-93.
La vida continúa. La liga Endesa ofrece sábado de la próxima semana una visita complicada a una pista que no se le da bien tradicionalmente al MoraBanc Andorra, la del Río Naturaleza Monbús Obradoiro.
