El MoraBanc Andorra ha perdido hoy por 81-70 en la pista del Hereda San Pablo Burgos sumando la cuarta derrota en las 4 primeras jornadas y mostrando de nuevo las dos caras que hasta ahora han aparecido en los partidos jugados fuera de casa. Hay un MoraBanc de mandíbula de cristal que queda groggy en pista en tramos bastante largos de partidos. En estos tramos y cuando el rival encadena tres o cuatro acciones de mérito los tricolores desaparecen de la pista y acaban cediendo parciales que enfilan la ventaja del rival por encima de los 20 puntos. El otro MoraBanc hoy también compareció. Es un equipo que cuando ve que está a punto de caer por el acantilado se activa, saca orgullo y lucha hasta el final. Pero estas reacciones, en las tres derrotas sumadas a domicilio han sido lo que en la jerga del náufrago se llama remar para morir cuando llegas a la playa. Sea como sea, al igual que hace 6 días en Fuenlabrada, las vibraciones no son buenas y está claro que una plantilla con muchos elementos de talento no está rindiendo al nivel que se esperaba. El equipo está en la cola de la clasificación y en estas situaciones lo mejor para salir es corazón caliente en la pista y cabeza fría para intervenir con el trabajo en las cosas a mejorar. La hoja de ruta de los próximos días será esta para preparar el partido del próximo domingo contra Gran Canaria, que tal y como están las cosas será muy importante. Hoy el partido ha comenzado más de media hora tarde por un problema con el marcador. Ambos equipos han parecido contagiarse de la larga espera y han estado muy poco finos en ataque en los primeros minutos. Sin embargo, superado el ecuador del cuarto, el Burgos ha abierto la lata y ha comenzado a jugar cómodo. El 25-14 era un síntoma de lo que venía. El MoraBanc ya empezaba a buscar las cuerdas y el Burgos tenía prisa por buscar el ko. Y en baloncesto superar los 20 puntos de diferencia antes del descanso es, más o menos, un ko. No encontraba respuesta del equipo de Ibon Navarro a ninguno de los desafíos de los locales. Ni en ritmo, ni en físico, y aún más importante, no encontraba confianza para plantear una estrategia de supervivencia. El 49-26 era más o menos una sentencia. Y el alto nivel de acierto del Burgos desde los 6.75 no hacía más que echar sal en la herida. En el tercer cuarto se ha llegado a los 30, 62-32. Y en este momento, poco a poco, el equipo ha empezado a jugar mejor, a sentir un poquito más su baloncesto. Hannah ha sido quien ha guiado al equipo y ha vuelto a contar con Víctor Arteaga (el mejor hoy valorando 22) como ayudante. El equipo se ha llegado a colocar a 9 y balón pero no pudo ir más allá. Y eso que en la segunda parte ha fallado muchos tiros libres (9-20) que lo hubieran podido ajustar mucho más. El 81-70 del final pica menos que el resultado que había en el descanso pero pica porque es una nueva derrota y toca empezar a ganar. Cuando antes mejor. La próxima oportunidad es el domingo a las 12h30 en la Bombonera contra el Gran Canaria.