Mal sábado hoy si eres del MoraBanc Andorra. El equipo ha perdido justamente en la pista del Monbús Obradoiro y en un partido en el que se habían depositado esperanzas para intentar agarrarse con la punta de los dedos a las posibilidades que quedaban de ser protagonistas en esta liga. El 79-51 final es de los resultados que deja cicatriz. Pero como siempre la propia competición hace que no haya mucho tiempo para lamentarse. Hoy no se ha visto la proverbial lucha que esta temporada siempre ha acompañado al equipo incluso en días de muy poco acierto. Hoy se ha visto un equipo sin energía y sin capacitadad para rebelarse ante las muchas adversidades que está sufriendo esta temporada. Y por visibles y nada discutibles que sean los obstáculos, la virtud de un equipo que quiere ser importante debe estar siempre en creer que es posible hacerlo mejor. Y hoy la imagen del equipo no ha sido ésta. Y duele, claro, porque los últimos años no estamos acostumbrados a jornadas de tanta impotencia. Vamos al partido. El primer cuarto ha sido una discusión ganada por poco por los gallegos. Quizás mejores simplemente porque jugaban en casa y discutir con un gallego en su casa no es cosa fácil porque tienen respuestas para todo. Ibon ha movido bastante el banquillo y el MoraBanc ha sabido responder a un peligroso 15-8 para mantenerse dentro del partido. El trabajo en ataque bien repartido y en defensa sensaciones irregulares. El 19-15 del final del primer cuarto mostraba un planteamiento inicial de no demasiada agresión pero con la tendencia dominada por los locales. En el segundo cuarto, guiados por un Czerapowicz muy agresivo, los gallegos han ido consolidando poco a poco su dominio ante un MoraBanc muy gris y en el que sólo los arrebatos de Hannah daban un poco de vida. No parecía que la preparación del partido no llevara buenas lecturas pero la velocidad de ejecución por parte de los hombres de Ibon Navarro era muy baja. El 34-26 del descanso era una buena ventaja para el Obradoiro en un partido jugado en tan pocos puntos. El tercer cuarto ha mantenido la dinámica con la que se ha llegado al descanso y eso no han sido para nada buenas noticias para el MoraBanc Andorra. Obradoiro ha empezado a encontrar más acierto de fuera y ha seguido manteniendo bajo control el ataque visitante. Y las ventajas se han ido ensanchando paulatinamente hasta ponerse en la frontera de los 15 puntos. 54-49 o 58-43. Uno de los rasgos de identidad sobre los que descansa el eje de este equipo, la energía, no aparecía. El equipo andorrano iba tarde y parecía empantanado en la telaraña táctica de Moncho. El arranque del último cuarto ha elevado la diferencia hasta un 66-45 a 7 minutos 41 segundos que convertía el resto del partido en un tourmalet para los de Ibon. Hasta el final no mucho más que decir. Derrota dura y mala imagen la ofrecida hoy en el Fontes do Sar que manifiesta que el equipo necesita reencontrarse con los mecanismos con los que se siente cómodo. La diferencia final puede ser un pellizco en el orgullo de cara a los dos compromisos que vienen a casa, jueves contra Urbas Fuenlabrada y domingo contra Herbalife Gran Canaria. Ojalá.