Derrota hoy del MoraBanc Andorra por 78-74 en la pista del Unicaja de Málaga con un final de partido que deja sensaciones amargas. Por una sola jugada, las cosas como son. Sin esta jugada la victoria local diríamos que se ha basado en hacer algo más de puntos que el rival porque en el juego y en muchos apartados las cosas han estado bien equilibradas, eso sí, con los malagueños siempre por delante en el marcador, salvo el inicio del partido. Vamos a la jugada. Con 76-74 y 9 segundos por jugar el MoraBanc tenía pelota para ganar y le han marcado una falta en el bloqueo a Tunde que realmente, y vista repetida, es muy dudosa. Lo que seguro que no es, es clarísima y ha acabado privando a todos de saber si el trabajo de remar y remar que han hecho los de David Eudal hubiera podido tener premio. Ha sido muy frustrante este final cuando previamente, y no era fácil, el arbitraje había pasado más bien desapercibido. Pero las cosas han ido así y no podemos explicarlas de otra manera. De hecho hay situaciones en la vida que resultan bastante inexplicables y ésta de hoy entraría en esta categoría. Por otra parte si esto te ocurre transitando por aguas tranquilas en la clasificación la amargura es menor que con la necesidad de victorias que hoy tiene el MoraBanc Andorra. Los tricolores hoy han puesto coraje, dureza y les ha faltado acierto para redondear el trabajo. Una lástima porque han estado muy cerca de un triunfo que hubiera sido muy importante.
El primer cuarto ha terminado 26-20 y si hacemos caso de cómo se ha desarrollado no hubiéramos pronosticado esta diferencia. El MoraBanc ha salido apuesto a la pista y con las cosas claras respecto a cómo hacer daño al rival. La cosa no estaba tan clara respecto a cómo frenar a los locales, que han contado con un Abromaitis excelente en este arranque. Un triple de Crawford ponía el 13-16 y justo en ese momento una bandeja de esas que Hannah hace 2000 de cada 1000 se ha salido. Y del 13-18 casi se ha pasado al 26-20. Este pequeño break realizado por los locales ha vuelto a abrir una herida que los de David Eudal están teniendo dificultades para cerrar. Y desde ese 13-16, casi 13-18, se ha pasado a un 42-28 y con los tricolores bloqueados completamente en ataque. Estos minutos de vulnerabilidad han hecho el agujero de lo que Unicaja ha vivido hasta el descanso. El 45-35 de la pausa explicaba lo visto. Sólo Paulí y Crawford parecían tener el punto necesario para hacer daño y la mala noticia en el descanso era ver cómo Hannah y Miller-McYntire estaban muy lejos del papel de líderes que el equipo les pide. MoraBanc ha hecho un muy buen tercer cuarto. Desde las primeras acciones se ha visto ya que los de David Eudal salían con otra cara. Con otra energía. La mala noticia de lo que ha ido ocurriendo en estos 10 minutos es que el buen trabajo y la sensación de haber girado el partido no ha terminado de materializarse en un equilibrio en el marcador. Unicaja ha ido encontrando cestas en los momentos en los que más se acercaban los tricolores. Y se ha entrado en el último cuarto y las sensaciones han sido muy similares. El MoraBanc Andorra luchaba y trabajaba hasta la extenuación y no conseguía darle la vuelta a las cosas. Unicaja no estaba cómodo pero cada vez que miraba en el marcador encontraba abrigo y cobijo. Faltó magia al final. Un poquito más para completar el buen trabajo. Y el partido se ha ido con sensación de incredulidad por la última decisión arbitral.