Así como hay partidos en que la crónica sale sola porque todo es alegría y armonía, esta de hoy tendremos que sacar con fórceps. Y es que la derrota de hoy contra Delteco Gipuzkoa (76-87) es de las que duele. El equipo ha perdido después de un último cuarto desastroso que los visitantes han jugado con solidez e inteligencia. Nada que decir. La victoria visitante fue justísima. Y lo que va aparejado, también lo ha sido la derrota local. No siempre cuando una flecha sube la otra baja en proporción pero hoy ha sido así. Mientras la convicción de los vascos, que llegaban como colistas de la liga, iba en aumento en el último periodo los tricolores se perdían una y otra en acciones individuales que muy pocas veces se traducían niño resultados positivos. La derrota duele también porque parece que la Bombonera esté perdiendo su magia de las últimas temporadas, al menos en la Liga Endesa que el Gipuzkoa hoy se ha convertido en el cuarto equipo que gana en Andorra cuando todavía no hemos llegado a fiestas de navidad. Desde otro punto de vista la noche no le va nada bien al discurso de marcar la Copa del Rey como objetivo. El resultado de hoy hace que mencionar la Copa sea un absurdo hasta que no ‘encadenen dos o tres victorias. A día de hoy charlar de la Copa es como tener una casa en Groenlandia y ir en bañador por la calle.
Por lo tanto, noche mala y de sabor amargo. De las que ayudan también a valorar los buenos momentos, que por suerte ha habido muchos los últimos tiempos. Y que pueden venir en el futuro si “nos pasamos más el balón” que es el ítem más claro que ha dejado la rueda de prensa del técnico Ibon Navarro. Lo que parece claro es que la batalla del técnico debe ser recuperar el grupo lo antes posible para competir al máximo nivel martes contra el Mónaco y para centrarse en objetivos de corto plazo. Primero el suelo, después las paredes.,
El partido? Ha terminado como un drama pero no lo ha sido todo el tiempo. El MoraBanc no ha arrancado con demasiado acierto (8 de 30 triples ha sido el balance del partido) pero al menos sí ha sido centrado detrás. Y las primeras ventajas fueron locales. A pesar de las replicas de Corbacho y el excel3lent Nevel (23 puntos al final) en el descanso las cosas estaban 42-34. La sensación era que si el MoraBanc apretaba la victoria se quedaría en casa seguro. Pero el arranque del último cuarto ha sido muy mala y ha puesto la alfombra roja por la que ha transitado el Giupuzkoa hasta el final.
El martes el Mónaco. Hoy a dormir rabiosos y a partir de mañana a trabajar para poder volver a sonreír, no hay otro camino.