El MoraBanc Andorra se ha situado hoy a un partido del ascenso a la ACB. Ya no se pueden dar más vueltas ni más curvas porque la situación es ésta. Y se debe explicar bien porque de “casicampeones” el cementerio del deporte está lleno. A los de Lezkano serán campeones de Leb y conseguirán el ascenso a la ACB si ganan el próximo sábado al Ourense en la penúltima jornada o en caso de perder si ganan en la pista del Gipuzkoa en la última. Esto es así. No está hecho pero está muy cerca y luchar contra esa sensación de haber puesto los pies en la arena cuando todavía no hemos llegado a tierra firme será uno de los retos de la semana por el equipo. Hoy los tricolores han ganado justamente por 74-59 al HLA Alicante en un partido que ha tenido también, de nuevo, varias fases incluida la del sufrimiento y festival de esfínteres apretados en la segunda parte. Quizás demasiado visto cómo ha acabado todo pero el precedente cercano de Almansa ha alimentado un poco este rato de sufrimiento. Si le extirpamos, que con la cabeza fría, es perfectamente posible ha sido un partido que el MoraBanc ha sacado bien porque ha jugado serio y duro en defensa apelando al talento cuando ha hecho falta y en ese parámetro no hay muchos equipos en la categoría que le puedan sostener la mirada. Si tenemos que buscar un momentum en el partido es el segundo cuarto en el que el MoraBanc se ha ido de 16 puntos con un juego desgarrador y alegre. Han sido los mejores momentos de los tricolores que se han ido al descanso con un 42-28 que aportaba luz y tranquilidad. Y de hecho el MoraBanc ha hecho un excelente inicio de tercer cuarto llevando las cosas a un 58-39 que hacía salivera y aspecto de recta final de partido divertida. Nada de nada. El baloncesto es un deporte apasionante y la emoción casi siempre saca la mano a saludar. Del 58-39 se ha pasado a un 58-52 y en la pista ha aparecido un lituano: Sarunas Canguelis (o cómo se llame). El MoraBanc se ha detenido en ataque y el Alicante, que tiene argumentos y ha demostrado, ha estirado el partido fin sueño ha podido. Pero entre la clase de Dee y Andric y el público (HOY ESPECTACULAR COMO NUNCA) han empujado al equipo hasta una victoria que ha sido celebrada como pocas. Y es que la temporada ha sido preciosa, un regalo por el ambiente vivido. Ahora hay que ponerle el pajarito y conseguir el ansiado ascenso a la ACB. El próximo sábado, 18h45, la Bombonera tiene que reventar para ganar Ourense. Nada más debe preocuparnos. Ganar el próximo partido.