Son tiempos de modas muy particulares y al igual que a alguien se le ocurrió hacer un campeonato mundial de globos, hoy hemos asistido a una edición de un certamen nuevo. El campeonato de flanes. No gana el que más se coma, en el caso de los equipos que luchan por no bajar la cosa no va así. Gana el que al final tiemble menos, porque siendo los dos (y eso es indiscutible) flanes bien inestables, está garantizado que habrá drama y que todos temblarán. Hoy el MoraBanc Andorra ha ganado un partido increíble por 73-71 ante Hereda San Pablo Burgos en la prórroga después de que los 40 minutos reglamentarios hayan acabado con 65 gracias a un disparo sobre el claxon de Yannick Franke. La resolución del partido fue dramática y recogió toda la tensión que los dos conjuntos llevan encima por estar luchando por sobrevivir en la máxima categoría del baloncesto español. La buena noticia en clave tricolor es que quien ha ido de menos a más ha sido el MoraBanc y eso, por muy poquito, pero se ha notado al final. Estamos hablando de detalles entre los detalles, de errores entre los errores, de aciertos que salen de un error y errores que salen de un acierto. Y todo esto con el público con el corazón en la boca porque una derrota, admitámoslo comportaba una sentencia oficiosa de ir a la LEB. Pero el equipo se ha negado. Tozudamente. Con una persistencia emocionante pese a no tener finezza para acompañar en ataque el buen trabajo defensivo de todo el partido. Saber porqué este partido se ha quedado aquí y otros de esta temporada no lo resolvería ni una exhumación de los huesos de Naismith. Ha sido así, punto. Si acaso, a favor del equipo hay que decir que si haces lo que tienes que hacer y vas a por el partido y no esperas que te caiga en las manos tus opciones crecen mucho. Esta entrega y fe es necesario personalizarla en la segunda parte de Oriol Paulí, que ha creído y creído hasta que al final ha contagiado a todos sus compañeros que el milagro era posible. Y es que cuidado, ha sido una remontada de las que se ven poco. El MoraBanc fue casi siempre por detrás en el marcador, de hecho sólo se puso por delante (70-69) ya en la prórroga. En el descanso el marcador señalaba un 20-32 (batalla de flanes, ¿recuerdas?) que explicaba exactamente lo que estaba pasando. Y en la segunda parte los jugadores de Òscar Quintana han empezado a encontrar con más claridad el aro rival y han conseguido que el partido entrase en intercambio de golpes pero cuidado, las diferencias siempre pivotaban sobre los 10 puntos y en un momento dado han llegado a ser 14 ya bien entrada la segunda parte. El público consciente de lo que estaba en juego y aunque el panorama parecía conducir a una conclusión similar a la de hace una semana contra el Betis, ha seguido creyendo. La Bombonera se ha enganchado a cada pequeña chispa que llega desde la pista. Y el equipo ha ido encontrando un poco de Hannah, un poco de Tunde, un poco de Codi y la fe de Paulí. Y se ha llegado a la recta final en la que Franke ha hecho lo que parecía un buzzer beater pero pisando la línea de 3. Y en la prórroga, que no ha sido tranquila (lo de los flanes…) la victoria se ha quedado en casa. MorBanc está vivo, la Bombonera está viva. Debemos seguir creyendo.