Visto que el pasado fin de semana la nocrónica generó más atención que una detallada descripción del partido de baloncesto que se acababa de jugar, el responsable de este espacio ha decidido que ya que hoy termina la temporada había que seguir explotando la beta esta que nunca se sabe qué día la gente volverá a dejar de leerte. Y es que leemos poco y mal, siempre atropellados y con prisa. Siempre a punto de realizar la siguiente tarea sin terminar de completar la que estamos haciendo. La gente ya no lee revistas cuando va al baño y éste es un drama ante el que algún día debía decirse algo. Porque no en una crónica. Esto digo yo. ¿Por qué? Porque no una crónica puede ser un elemento vertebrador de la hermandad intelectual entre los que estos días sienten un dolor insoportable porque ya habían guardado el edredón y pega un frío que pela y nos han quitado la calefacción. Pero no le ponen. No, no y no. No porque si William Wallace aguantó lo que aguantó pues podremos pasar algo de frío. Y más teniendo en cuenta que en dos días estaremos protestando porque vuelve a hacer un calor que no es normal. Y aquí queríamos llegar. A la gente que termina sus frases diciendo “que no es normal”. ¿Y qué es normal? ¿Eh? Normal es hacer una crónica del partido con las idas y venidas del marcador, las sensaciones de los jugadores, la personalidad del entrenador y muchas cosas que puestas en fila te dejan igual porque probablemente el partido ya lo has visto. Y si no lo has visto no tienes tiempo de leer la crónica porque tienes que sacar el edredón del armario y (ay) lo has puesto en el sitio más subido posible y mientras lo hacías has pensado “hasta el año que viene”. Y no se puede tratar así a los edredones. No. Pero bueno, no nos desviamos. La gente no lee las crónicas de los partidos. Y hacen muy bien porque no sirven para nada.
¿El partido? Hemos ganado 62-79 y hemos igualado el récord histórico de la categoría. El equipo es la rehostia en patinete (¿a quién se le ocurrió que una doble oblea podría ir en patinete? ¿A quién?). Sólo os queremos decir una cosita antes de que decida detener la lectura y por el reconocimiento que le debemos por haber llegado hasta aquí: Lo hemos vuelto a hacer, somos ACB, tenemos un vínculo especial entre equipo afición y debemos querer mucho y mantener cuando vengan a visitarnos las derrotas y podemos dudar de que no somos los mejores. De hecho, no lo somos ni lo hemos sido nunca. Pero somos nosotros y esto está muy bien. Nos da por estar a gusto juntos y ser felices con nuestro equipo de baloncesto. Cuidemos las alegrías simples y limpias de la vida, como ésta. Son de las más difíciles de conseguir. Buenas noches. La siguiente crónica será de un equipo ACB y tú la leerás con ojos ACB.