Muy, muy difícil poner palabras a las sensaciones que nos deja la tarde de hoy. Realmente complicado. Deberíamos resucitar a Josep Plà, Shakespeare y Cervantes, hacer una reunión, e igual ni entre los tres serían capaces de encontrar las palabras para describir la ensalada de sentimientos que dejan estas horas. Los datos, que son fríos, dicen que la temporada ha terminado para el MoraBanc Andorra tras derrotar 105-71 del Acunsa GBC. Los de Ibon Navarro acaban novenos en una temporada muy complicada. Tanto que por momentos ha puesto a prueba todas las reservas de entusiasmo de todos. A las dificultades de jugar sin público y en todas las situaciones extrañas que derivan de la pandemia, el Morabanc SE ha encontrado con una situación de muchas lesiones (más que nunca) y un par de brotes de Covid muy importantes. La resistencia del grupo se ha puesto a prueba muchas veces y en todas, a base de trabajo y tozudez el equipo ha sido capaz de reponerse y seguir adelante mientras iban cicatrizando las heridas. Y aún así, a pesar de esta macabra carrera de obstáculos, faltando 5 minutos para terminar la última jornada de la liga regular el MoraBanc era equipo de Playoff. Gran Canaria perdía en Sevilla y Unicaja en casa con el Madrid. Los canarios han hecho una recta final de partido excelente y han acabado ganando y llevándose la última plaza de playoff enfrentándose con el Madrid en primera ronda. Merecidamente, nada que decir. Dependían de ellos y han hecho lo que tenían que hacer. De hecho, lo que todo el mundo pronosticaba. La desinflada, o la decepción tricolor, llega por qué el equipo y la afición se habían llegado a ilusionar fundadamente. Pero las comedias románticas con final feliz sólo existen en Hollywood. Richard Gere en la vida real no se hubiera casado con Julia Roberts y si Herbalife Gran Canaria dependía de él en la última jornada contra un rival que no se jugaba nada, pues puedes estar seguro que ganará. Y eso ha hecho. Pero, y aquí las sensaciones contradictorias, hoy en la Bombonera los que han podido ir han sido felices. Mucho. El equipo ha ofrecido espectáculo excepto un inicio de muchos nervios, quizás para agradar a los aficionados. Y la felicidad sobre todo ha venido por estar juntos. Equipo y afición. Para volver a sentir que el mundo vuelve a girar como antes de esta maldita pandemia. Por dos horas hemos sentido que volvíamos a ser nosotros. Que la energía volvía a fluir. No ha sido el último día de nada, ha sido el primer día de todo.